No todos conocemos a alguien y nos vamos a compartir casa decorada al gusto de ambos - que siempre, o casi siempre, es al gusto de ella..., porque a él... "lo que tú elijas, cariño, me parece estupendo"-
Las circunstancias de la vida -cada vez más caprichosas- hacen que acoplarse a casa del otro sea cada vez más frecuente.
Cuando son ellos los que se te meten en casa, no hay demasiado problema. Mientras les dejes un poco de sitio en el armario, y sobre todo sitio para todas sus cosas electrónicas -si es necesario renunciar al sitio en el armario por poder enchufar todo, se renuncia- la cosa va bien.
Pero... qué pasa cuando somos nosotras las que entramos en casa de ellos? Aaaaa-mi-go... la cosa cambia. Y mucho! Que una cosa es ir de visita y otra muy distinta quedarte a vivir allí. Y qué haces con tus cosas? Cómo las integras con las suyas?
Yo tuve suerte, porque -respetando al máximo las cosas y gustos de mi churri- pude acoplar más o menos bien las pocas cosas que quería llevarme conmigo (en caso contrario, en mi casa, eso hubiera sido imposible... además de por espacio, porque mi casa estaba perfecta como estaba! No hubiera movido ni un cuadro!)
A regañadientes y como quien no quiere la cosa, le di la vuelta a los muebles del salón, perdimos comodidad en la zona del comedor (la mesa es demasiado grande y tampoco es que se utilice tanto), pero ganamos amplitud en la zona de estar, que se utiliza mucho más.
Los cambios fueron más o menos bien aceptados. Yo pude meter mi querida mesa, que a mi churri no le gusta ni ver y contra la que la ha emprendido más de una vez, pero la acepta porque me encanta y él -de momento- conserva esta horrorosidad de cuadro [cada vez que lo veo me da la sensación de que el monstruito ese me está retando a un duelo y va a desenfundar su pistola (como en el lejano Oeste)] que se trajo de no-se-qué viaje {y luego dirán del abrebotellas con el "Recuerdo de..." serigrafiado, ande va a parar!}
Y tú, con qué cosas convives por amor?